¿HAS PERDIDO TUS DETALLES?

DVD Promocional

Vía Bardaya

Cómo llegar

  • Desde León por la carretera provincial LE-311 que conduce a Cármenes y al puerto de Piedrafita la Mediana, pasando por la estación de Matallana, punto de inicio de la ruta.
  • Desde Boñar por la C-626 cn dirección La Robla hasta Robles de la Valcueva, donde se toma el desvío hacia la estación.
  • Desde La Robla por la C-626 en dirección Boñar hasta Robles de la Valcueva, donde se toma el desvío hacia la estación.

Por tren

  • Desde León se coge el tren de la FEVE hasta la estación de Matallana.
  • Desde Guardo, Cistierna Boñar se toma el tren de la FEVE con dirección León hasta la estación de Matalla.

Descripción de la ruta

Nombre de la ruta Vía Bardaya
Inicio/Fin Estación de Matallana (Matallana de Torío).
Duración aproximada 3 horas y cuarto
Dificultad Baja
Tipo de ruta Cirular
Punto más elevado 1050 m

La ruta tiene su punto de inicio en la Estación de Matallana y sigue el trazado del antiguo tren minero que bajaba hasta la estación, el carbón proveniente de la mina Bardaya, situada en la misma falda del pico Polvoreda (nombre verdadero del pico Correcillas).

Siguiendo este camino se llega rápidamente a Matallana de Torío, pasando muy cerca de un importante yacimiento de corales. fósiles. En este tramo se pueden contemplar numerosas infraestructuras mineras que recuerdan al caminante los esplendorosos momentos del desarrollo industrial. Después de Matallana la senda continúa hacia Villalfeide; justo antes de llegar al pueblo, se abandona el trazado de la vía Bardaya, para visitar los dos monumentos más destacables del mismo: la iglesia de principios del siglo XIII, y el llamado 'puente romano'. Desde este punto hay una magnífica vista panorámica del pico Polvoreda (2.006 m.).

La ruta se dirige a Serrilla, desde donde se toma el camino de vuelta. Si el tramo de ida se caracterizaba por mostrar la faceta industrial y minera del municipio de Matallana, el de regreso a la ida se caracterizaba por mostrar la faceta industrial y minera del municipio de Matallana, el de regreso a la estación muestra su lado más tradicional, recorriendo las huertas y los fértiles prados de siega de la vega del río. Se atraviesa también un interesante monte de roble melojo antes de llegar a la ermita de San Roque, desde donde solo queda volver al punto de inicio.

Recomendaciones:

  • Desde la ruta son accesibles algunas bocaminas abandonadas. Por su seguridad no entre en ellas.
  • Se recomienda extremar las precauciones al cruzar o transitar por carreteras.
  • Por respeto al entorno y a otros posibles visitantes, evite dar voces o llevar aparatos con ruidos estridentes.
  • La recogida de residuos es muy dificultosa en estos valles. Procure llevar su basura de regreso y depositarla en contenedores.

Cartografía

Vuelo virtual

Pulsa para reproducir

Galería de imágenes

Contenido temático

La minería posee una historia agridulce, en la que los importantes progresos económicos y sociales de las cuencas, se mezclan con los trágicos recuerdos de las vidas que la mina segó para siempre.

Los orígenes de la minería moderna en León se remontan a la segunda mitad del siglo XVIII, aunque hasta finales del XIX, no se configura como una de las principales actividades económicas de amplias comarcas de la montaña Cantábrica. Esta situación se mantendrá a lo largo de todo el siglo XX, abandonandose en parte la economía tradicional, basada en la ganadería y agricultura de subsistencia.

En el año 1899 Illegó por primera vez a Bilbao el tren hullero proveniente de La Robla, abriendo al carbón leonés, el importante mercado de la siderurgia vasca y convirtiendo la cuenca de Matallana en la más próspera de León en ese momento. En Matallana de Torío y en todo el valle del Torio, así como en el del Bernesga, hubo una verdadera efervescencia económica, instalándose numerosas empresas mineras y otras industrias subsidiarias. El tren hullero perdió parte de su importancia,importancia, a partir de la crisis energética de los años setenta, cuando el carbón de la zona dejó de emplearse en el País Vasco y comenzó a ser utilizado principalmente en la alimentación del grupo termoeléctrico de La Robla.

El ferrocarril sirvió también para dinamizar el comercio de otro tipo de mercancías (lana, curtidos, aceite de linaza, etc.) que eran transportados hasta la estación de Matallana por arrieros maragatos, parameses y de otras comarcas leonesas.

En la actualidad, el hullero se ha convertido en un moderno tren de pasajeros que une ésta y otras zonas de la montaña con la capital leonesa. A pesar de los más de 100 años transcurridos, sigue siendo un factor decisivo en el progreso de la montaña. Una de las minas más importantes de Matallana fue la Mina Bardaya, explotada por la Sociedad Hullera Vasco-Leonesa. En los años cincuenta, trabajaban en sus galerías en torno a 500 trabajadores. La vía Bardaya llevaba la hulla directamente desde la mina hasta la estación de Matallana.

Cerca de Matallana de Torio se encuentra uno de los puntos de mayor interés paleontológico de la cordillera Cantábrica. Se trata de un yacimiento muy abundante de corales y esponjas fósiles del Devónico, con una edad cercana a los 375 millones de años.

En aquel momento, la península Ibérica tal y como hoy la conocemos, aún no existía; se encontraba bajo el agua, formando parte de la plataforma de un primitivo mar tropical, en el que proliferaban los arrecifes coralinos. Los acontecimientos geológicos acaecidos en los siguientes millones de años, hicieron que la tierra se elevara sobre el mar y se plegara formando las actuales montañas.

Los taludes y las escombreras de las minas son también buenos lugares para encontrar helechos, equisetos y otros tipos de plantas fósiles.

Acompañado por los prados de siega, las sebes y los chopos, el Torío discurre por el valle, con aguas claras y frías, en las que se desarrolla una interesante fauna piscícola. Barbos, bogas y otros peces comparten estas aguas con la trucha, reina indiscutible del río. En las orillas es fácil observar a uno de sus habitantes más activos, el mirlo acuático, un simpático pajarillo que se sumerge bajo el agua en busca de los pequeños invertebrados que constituyen su dieta. Los montes y laderas que flanquean el Torío están cubiertas por un espeso manto de robles melojos. Estos bosques permanecen verdes en verano, y en otoño tiñen las laderas con tonalidades pardas de hojas secas, que permanecen en las ramas hasta febrero o marzo, prácticamente cuando la primavera hace que los árboles comiencen a brotar.

La ruta pasa por varios pueblos, Matallana de Torío, el Barrio de la Estación, Villalfeide y Serrilla, cuyos orígenes se remontan a la cultura de los castros astures.

Los pueblos actuales, existen como tales desde la Edad Media, y pertenecieron al antiguo Conceyo de Cervera. Con la lógica excepción del Barrio de la Estación constituido recientemente en torno a la Estación de Matallana, fruto del crecimiento industrial.

Las construcciones tradicionales son de piedra, que se complementa con algunas partes de ladrillo. Son casas de planta y piso, con un corral anejo, de paredes sólidas, ventanas pequeñas y puertas carretales. Las puertas y ventanas suelen pintarse, desde antiguo, con tonos verdes o azules, que según la creencia popular impiden la entrada de los males en las casas.

Se mezclan, con las construcciones tradicionales, los edificios mineros, que conservan la estética típica de la arquitectura industrial de la primera mitad del siglo XX. Esta mezcolanza arquitectónica confiere a estos pueblos un carácter único.

Es interesante destacar algunas construcciones singulares, como puente de San Feliz de hechura medieval, aunque posiblemente tuviera su origen en otro más antiguo ya desaparecido de época romana, lo que le ha valido el nombre de puente romano, como es conocido en guías y mapas.

La ermita de San Roque, en la carretera de Orzonaga marca otro interesante hito en el camino. Merece la pena también, hacer un alto para contemplar la Iglesia Parroquial de Villalfeide. Levantada con sillares, su cabecera data del año 1216 y parece estar colocada en el lugar donde, en el siglo X, se erigía un antiguo monasterio, como atestiguan las lápidas que cubren el suelo. En su interior conserva un retablo barroco, con pinturas que narran la vida de San Félix.

Puntos de interés PDF

SUBIR