DVD Promocional
Las Brañas de Caldas
Cómo llegar
- Desde La Magdalena, se puede coger la autopista en dirección Asturias y tomar la salida a Villablino. Al llegar a la C-623, un kilómetro después, se gira a la izquierda, se cruza el pantano y toma el desvío hacia Caldas de Luna.
- También desde La Magdalena, se puede ir por la carretera C-623 en dirección a Villablino (por Babia), bordeando el pantano hasta el cruce de Caldas.
Descripción de la ruta
Nombre de la ruta Las brañas de Caldas
Inicio/Fin Caldas de Luna (Barrios de Luna)
Duración aproximada 4 horas
Dificultad Media
Tipo de ruta Cirular
Punto más elevado 1500 m
La ruta parte del Balneario de Caldas de Luna, atraviesa la autopista de León a Asturias y pasa por el Fayeo, un bosque de hayas de cierta entidad. Cruza de nuevo la autopista, por debajo, en las cercanías del túnel del Negrón, comenzando un pronunciado ascenso por el antiguo mino carretero hacia las brañas de Lavén. Se abandona este camino para tomar una vereda, La Sendina, que atraviesa un bosque de robles muy bien conservado hasta llegar a Lavén. La ruta discurre entre los prados y cabañas de la braña, que se abandonan por el antiguo camino hasta contactar con una pista de nuevo trazado que lleva a La Divisa, donde existe un refugio y un corral para el ganado. Se trata del punto más elevado del recorrido, desde el que se contempla una magnífica panorámica de las cumbres que marcan el límite entre las comarcas de Luna y Arbas. Desde aquí, la ruta desciende hasta las cabañas de El Pandiello, ahora apenas unas ruinas. Tras un ligero ascenso por el paraje de Las Muesas, entre escobales y piormales, la ruta desciende de nuevo, ahora de manera pronunciada, por una zona de pedrizas o cheras, salpicadas por matorrales y algunos pequeños rodales de roble.
Recomendaciones:
- Es aconsejable llevar ropa y calzado apropiados.
- En verano y especialmente por las tardes suele entrar la niebla por el norte, por lo que siempre es conveniente llevar ropa de abrigo.
- No se deben llevar perros sueltos ya que pueden causar molestias al ganado.
- Aunque en el recorrido existen algunos manantiales y fuentes, debe procurarse no beber agua sin las suficientes garantías sanitarias. Es mejor llevar agua.
- Por respeto al entorno y a otros posibles visitantes, evite dar voces o llevar aparatos con ruidos estridentes.
- La recogida de residuos es muy dificultosa en estos valles. Procure llevar su basura de regreso y depositarla en contenedores.
Cartografía
Vuelo virtual
Galería de imágenes
Contenido temático
Lavén y Gameo
Las brañas cuentan con varias cabañas, a las que se daba el nombre de cuadras y casas. Se trata de construcciones sencillas, de planta rectangular, y una cubierta a dos aguas. Los extremos del edificio suelen estar rematados por testeros escalonados. Ahora están cubiertas de teja o de pizarra, pero antaño las cubiertas eran de teito, a base de cuelmos de centeno. El interior se destinaba principalmente al ganado, a excepción de una pequeña habitación llamada tresfuego, donde hacían la vida los brañeros. Apenas contaban con una cama o camera, hecha de escobas o cuelmos y un char, el hogar donde se hacía la lumbre. Las estancias estaban separadas por un entramado de ramas de avellano cubierto con barro o muñicas, excrementos de las vacas. Bajo la cubierta se encuentra el pajar o tenada, al que se accede desde el interior por una escalera de mano o desde el exterior, a través de un boquerón o postigo abierto en el testero.
Aprovechando el desnivel del terreno se hacía un hueco en el testero, a la altura del suelo de la cuadra, por donde se evacuaba el abono al exterior, que iba a montándose en la propia pared de la cabaña
La Vida en Brañas
A la braña se subía entre abril y octubre. Cada día, tras ordeñar, la leche se guardaba en los enfriadores o frieras, cavidades semienterradas, siempre en sombra y frescas por las fuentes que manan. Algunas cabañas cuentan con sus propios enfriadores, pero solían ser comunales. Cada mañana se bajaba la leche al pueblo con la ayuda de caballerías, regresando para ordeñar al anochecer.
Los prados de las brañas se segaban a principios de verano. La hierba almacenada en los pajares servía de alimento al ganado más tarde, cuando alguna nevada tardía, en primavera, impedía sacar las vacas a pastar. A final de verano, se metía el ganado en los prados, para que los animales pastaran la hierba que hubiera crecido tras segarlos. En la actualidad, casi no se siegan prados y el ganado suele pastar en ellos durante todo el tiempo que permanece en la braña.
Son tres los bosques que se suceden durante el recorrido, gracias a los distintos factores ambientales del mismo, que condicionan su pre-sencia. En el Fayco se asienta un hayedo con clara orientación al norte y sobre terreno calizo, teniendo así aseguradas sus necesidades de umbria y hundad En El Enjenal se ubica un robledal, orientado al sureste, sobre suelo silíceo. El roble, a diferencia del haya, presenta mayores requerimientos de sol y calor, siendo mucho menores sus necesidades hídricas. Más alto, en Las Veigas, crece un bosquete de abedules, situado en una ladera con orientación norte, como el hayedo, pero sobre substrato silíceo, pobre en nutrientes y de escasa profundidad. El abedul es querencioso por el agua, soportando bien las heladas tardías. Es un colonizador nato. Tanto en el hayedo como en el robledal, aparecen algunas especies acompañantes, que aportan riqueza y diversidad a estos bosques. Entre ellas destacan los mostajos o mustachos, serbales o capudos, tejos o teixos, avellanos, manzanos silvestres y un largo etc. Producen casi todas frutos que maduran a principio del otoño, siendo muy demandados por la fauna que habita estos bosques, sobre todo durante los meses de invierno, cuando disminuyen otros recursos alimenticios. Los más abundantes son los serbales y mostajos, que producen dos clases de mostajas o mustachas, unas comestibles, a las que se llaman pedresas, grandes con pequeñas pintas; otras conocidas como pajareras, pequeñas y no comestibles.
Historia
A pesar de que las propiedades terapéuticas de las aguas del manantial de Fuencaliente se conocían varios siglos atrás, no es hasta el siglo XX cuando se decide promover su uso comercial. Las condiciones quimicas de las aguas, que brotan a 28 °C, permiten el tratamiento de enfermedades como artritis, reumatismo o gota, aunque también son beneficiosas para alteraciones del aparato digestivo, respiratorio y diversas afecciones de la piel.
Llegó a plantearse el embotellamiento de estas aguas, se editaron incluso las etiquetas que indicaban sus efectos en la cura de dolencias físicas y psicológicas, como la neurastenia o el histerismo. El tratamiento con las aguas de Caldas incluye su toma en ayunas, inhalaciones y los baños, que en número de siete y nueve, se acompañarán de chorros a presión y duchas.
El Balneario hoy
Desde el inicio de la actividad comercial del balneario, se han sucedido los propietarios, que lo han administrado con desigual suerte. Recientemente, se han llevado a cabobras de gran entidad, que dotan al balneario de Caldas de Luna de nueva imagen, y con ella, de un nuevo estilo, permitiendo al establecimiento abordar un uso turístico, sin olvidar, eso sí, sus posibilidades terapéuticas.
El pueblo
Caldas de Luna estaba integrado en el ayuntamiento de Láncara de Luna, antes de que este pueblo desapareciera bajo el embalse. Parte de sus praderías quedaron anegadas por las aguas, para que luego, la construcción de la autopista ocupar también otra buena parte de su territorio. El pueblo ha cambiado mucho, pero mantiene aún su encanto de pueblo de montaña. Cuenta con edificios relevantes de arquitectura rural tradicional, pero sobre todo destacan los restos de una casa solariega con dos escudos de armas. La casa principal y su anexo datan del siglo XVII y están construidas respectivamente en piedra de sillería y mampostería. Frente a la casa, se ubica el Huerto del Bosque, una finca de labranza que cuenta también con un blasón de la misma familia, los Álvarez Alonso-Rosicas, Condes de Nava. Varios miembros de la familia tuvieron notables cargos en su época; así D. Sebastián Álvarez Alonso-Rosicas fue regidor de León en los primeros años del XVIII y D. Rodrigo Álvarez de Nava y Asturias fue obispo de Oviedo e Inquisidor.
El Pincuejo
El arroyo del Pincuejo nace próximo a Caldas de Luna, en las laderas del Pico Cilomio, de 2.081 m. En su corto recorrido, sus aguas acumulan suficiente energía como para labrar una de las hoces más inaccesibles y espectaculares de toda la Cordillera Cantábrica. Sus paredones calizos, totalmente verticales, albergan una flora muy peculiar que debe adaptarse a las difíciles condiciones de vida marcadas por la escasez de agua y de nutrientes.
León Asturias
La autopista A-66 se construyó en 1983 para facilitar la unión de Asturias con la meseta, que hasta entonces se hacía, sobre todo por el Puerto de Pajares. Su impacto sobre Caldas de Luna fue evidente, al mejorar sensiblemente sus vías de comunicación, a cambio, eso sí, de renunciar en buena medida a su tranquilidad. Buena parte de la ruta discurre sobre el túnel del Negrón, que con sus algo más de 4 km. fue el último escollo a salvar para el desdoblamiento completo de la autopista, ya que el segundo túnel no pudo abrirse hasta 1997.