¿HAS PERDIDO TUS DETALLES?

DVD Promocional

El Cordel de merinas

Cómo llegar

  • Desde Villablino se toma la carretera hacia Babia, y en la nueva circunvalación de Sena de Luna existe un desvío a la izquierda que lleva al camping de Sena y hacia Abelgas de Luna.
  • Desde la Magdalena, hay que dirigirse hacia Villblino, por la C 623 o bien por la autopista; pasado Pobladura de Luna se llega a la circunvalación de Sena de Luna donde se encuentra el desvío, a la derecha, que lleva a Abelgas.

Descripción de la ruta

Nombre de la ruta El Cordel de merinas
Inicio/Fin Villameca (Quintana del Castillo)
Duración aproximada 3 horas y media
Dificultad Media
Tipo de ruta Cirular
Punto más elevado 1400 m

Abelgas de Luna es el punto de partida de la ruta, que callejea por el pueblo y lo abandona por su extremo sur. Continúa paralela al arroyo del Cuartero, que ha formado una profunda hoz caliza cuyo fondo se disputan el propio arroyo, el camino y unos pequeños huertos que cultivan los habitantes de Abelgas. Al final de la hoz, el camino se desvía en dirección a Mallo de Luna y la ruta lo sigue hasta tomar un desvío a la izquierda en dirección al cordel.

Antes de llegar al cordel se pasa por una zona de pastizales donde existen restos de una majada, amplios pastizales y muestras de actividad kárstica como una sima y varias dolinas. El camino contacta con el cordel antes de atravesar unas pequeñas hoces calizas conocidas como Las Focicas. A partir de este momento comienza un pronunciado descenso hasta llegar a la central hidroeléctrica de Láncara y a la carretera que viene desde Sena de Luna. Desde la central, la ruta continua hasta el final por la carretera que lleva a Abelgas.

Recomendaciones:

  • Es aconsejable llevar ropa y calzado apropiados.
  • Aunque en el recorrido existen algunos manantiales y fuentes, se recomienda no beber agua sin las suficientes garantías sanitarias.
  • Por respeto al entorno y a otros posibles visitantes, evite dar voces o llevar aparatos con ruidos estridentes.
  • La recogida de residuos es muy dificultosa en estos valles. Procure llevar su basura de regreso y depositarla en contenedores.

Cartografía

Vuelo virtual

Pulsa para reproducir

Galería de imágenes

Contenido temático

Basta decir que los caminos de la Mesta forman un entramado que supera los 125.000 kilómetros, para comprender la enorme relevancia que tuvo en España esta actividad ganadera desde su instauración.

Las cañadas son las vías principales y tienen una anchura de noventa varas castellanas, 75,22 metros. Las tres más importantes, Vizana o de La Plata, la Leonesa Occidental y la Leonesa Oriental parten o llegan, según como se mire, desde o hacia León. Éstas continuaban por cordeles, como el de Abelgas, de 45 varas de anchura, 37,61 metros, y finalmente por veredas de 25 varas, es decir 20,89 metros. Hay que tener en cuenta, que éstas eran las medidas convenidas, aunque las circunstancias del terreno, como ocurre en las Focicas, obligaban a cambios. notables en sus dimensiones.

Se calcula que solo en León, la superficie ocupada por esta red de caminos alcanza las 6.200 ha, territorio inviolable, de titularidad pública, que junto a los ríos, forman uno de los mayores patrimonios culturales e incluso naturales de la provincia. El cordel que recorre parcialmente la ruta conocido, como Cordel. El cordel que recorre parcialmente la ruta conocido, como Cordel de Babia de Abajo, deriva de la Cañada Real de León; nace en Campo de Dios y tiene su fin en el Puerto de la Mesa. Canalizaba todas las reses que se dirigían hacia los agostaderos de Babia de Yuso, Babia de Suso y parte de los de Luna, Abelgas, Láncara, Langüelles, Santa Eulalia, Sena y Rabanal de Luna. También fue utilizada por los ganaderos que bajaban a las ferias a vender sus animales y por los arrieros que comerciaban entre Asturias y la Meseta.

La trashumancia del ganado entre las mesetas y los puertos de verano parece remontarse al siglo XII, aunque hasta finales de XIII, en 1273, no se instaura el Honrado Concejo de la Mesta por Alfonso X. Nació con el objeto de fomentar la ganadería ovina, para lo cual se le otorgaron franquicias y exenciones varias. La protección real de la que gozó la Mesta, que se mantuvo durante varios siglos, y las circunstancias económicas, que supusieron una demanda creciente de lana, propició que el Reino de Castilla se convirtiera en el productor de lana más importante en el contexto mundial.

El devenir de los siglos fue provocando una atomización de las haciendas y hacia los siglos XVII y XVIII, los pequeños ganaderos que hasta aquel momento disfrutaban de iguales derechos, sucumbieron a la presión de los propietarios de los grandes rebaños y pasaron a ser asalariados de éstos. Aún así, los enormes beneficios que producían a las arcas públicas, determinaron que se conservara el tradicional proteccionismo de la realeza hasta, por lo menos, los albores del siglo XVIII. A partir de la segunda mitad de este siglo, comienza el verdadero declive de la cabaña ganadera trashumante que desembocaría, finalmente, en la abolición de la Mesta en 1836, que fue substituida por la Asociación de Ganaderos del Reino. Una de las claves en este declive fue que, durante ese periodo, España intervino en numerosos conflictos internacionales que que las selectas ovejas merinas, especialmente las leonesas, salieran sin control del país. La rápida aclimatación de la raza a las condiciones climáticas del centro de Europa, hizo que concluyera el monopolio que hasta ese momento había reinado en el comercio de la lana y el desplome inmediato en su cotización.

El agua ha sido desde siempre el elemento más determinante en la elección de los asentamientos humanos. Pero no sólo es importante por la necesidad que existe de su consumo, sino que se ha buscado por la multitud de usos y aprovechamientos que de ella se derivan. Uno de los usos más antiguos y arraigados es el riego, que permite obtener una mayor producción en los cultivos de huerta y en los prados. Para mantener los prados verdes durante la mayor parte del año, se ideó una amplia red de canalizaciones que incluye puertos en los ríos, presas y pequeños canales que persiguen repartir el agua uniformemente por las vegas de los ríos y arroyos.

La necesidad de moler el grano de cereal, supuso la construcción de un ingenio mecánico muy extendido por la geografía ibérica como son los molinos. Requeria un avance tecnológico notable y la utilización de una fuerza de origen natural como la que ofrece el agua. En Abelgas existe un molino de agua en el arroyo de Piedrafita, utilizado hasta hace no demasiado tiempo. Pero los tiempos avanzan y las necesidades cambian. La aparición de la luz eléctrica trajo comodidades innegables, pero su producción necesita de unas instalaciones mucho más complejas, pero que mantienen la misma idea que el molino: aprovechar la fuerza del agua. Así se construyó la Central de Láncara, una de las más antiguas de la provincia. Sin embargo, no debe obviarse que estas instalaciones suponen un impacto en los lugares donde se instalan, ya que la detracción de agua, en este caso del Río de Pereda cerca de Abelgas, supone la ruptura de su ciclo natural.

Puntos de interés PDF

SUBIR