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El valle de Samario

Cómo llegar

  • Desde La Magdalena por la carretera de Caboalles se llega a Riello, y ala entrada se toma un desvío a la izquierda y, por una carretera de reciente construcción se llega a La Garandilla.
  • También se llega al punto de inicio de esta ruta, en La Garandilla, desde Santa María de Ordás, desde Las Omañas y desde Espina de Tren.

Descripción de la ruta

Nombre de la ruta El valle de Samario
Inicio/Fin La Garandilla (Valdesamario) / Murias de Ponjos (Valdesamario)
Duración aproximada 3 horas
Dificultad Baja
Tipo de ruta Lineal
Punto más elevado 1180 m

La ruta comienza a las afueras de la localidad de La Garandilla, Desde la carretera que va a La Utrera se toma el sendero que conduce, entre arbolado, hasta el barrio de La Velilla, Desde allí, se puede continuar hasta otro de los barrios de Valdesamario, La Parte.

Este tramo discurre entre los prados de siega y los setos, arbustivos que sirven de linde a las parcelas y que en tierras leonesas reciben el nombre de sebes.

Desde La Parte, la senda se dirige hacia Ponjos, es el tramo más largo de la ruta y discurre paralelo al cauce del río Valdesamario.

En este tramo aún pueden verse los montones de piedras resultantes de una draga realizada para la obtención del oro que el río fue depositando en el fondo del valle a lo largo de los siglos.

La ladera al sur de la ruta aún conserva, aunque es difícil de apreciar, los restos de tres canales de conducción de agua que fueron utilizados por los romanos para llevar agua a la cercana explotación aurífera de Las Miédolas, entre Las Omañas y Villaviciosa de la Ribera.

Poco antes de Ponjos la ruta pasa cerca de las escombreras de la mina que, a pesar del indudable impacto ambiental producido, resultan interesantes por haber puesto al descubierto un gran número de fósiles del Carbonífero.

En Ponjos llama la atención su arquitectura montañesa y el escudo heráldico de los Melcón, que luce en la fachada de una pica casa omañesa con corredor y cubierta de pizarra.

El siguiente tramo parte de Ponjos y recorre el soto, bien conservado, del río hasta llegar a Murias, final del recorrido. Allí es posible visitar el pequeño embalse donde se realiza la captación de aguas para el embalse de Villameca.

Otras posibilidades

La ruta del valle de Samario está dividida en tramos bien diferenciados que pueden ser realizados de forma independiente.

Desde el puente viejo de La Garandilla se puede seguir la señalización existente para enlazar con otras dos rutas. Hacia el norte con la ruta de la ribera del Omaña, en el municipio de Riello, y hacia el sur con la ruta de Las Miédolas, en Las Omañas.

Es importante tener en cuenta la longitud de la ruta y la de los propios enlaces para planificar adecuadamente la vuelta. Los recorridos muy largos son adecuados para la bicicleta de montaña

Desde La Utrera y desde Paladín se puede acceder al puente colgante. Allí, una tranquila tabla del río es el lugar más adecuado para el baño.

Recomendaciones:

  • A la hora de planificar la ruta, tenga en cuenta que el recorrido no es circular, es probable que usted tenga que volver para recoger su coche.
  • Es aconsejable llevar calzado apropiado.
  • Cuando en la zona haya ganado procure no dejar suelto a su perro.
  • Se recomienda no beber agua en fuentes que no ofrezcan suficientes garantías sanitarias.
  • Por respeto al entorno y a otros posibles visitantes, se recomienda no dar voces ni llevar aparatos con ruidos estridentes.
  • La recogida de residuos es costosa en estas zonas, Procure llevar su basura de regreso y depositarla en contenedores

Cartografía

Vuelo virtual

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Galería de imágenes

Contenido temático

El valle de Samario se encuentra excavado en terrenos muy antiguos (del Ordovicico) que los geólogos llaman Serie de Los Cabos, serie caracterizada por alternar capas de cuarcitas (muy duras) y capas de pizarras (muy blandas). Cuando la Serie de Los Cabos aflora en la costa, el mar erosiona las pizarras pero no las cuarcitas, Se forman así golfos y cabos.

En Valdesamario no fue el mar el que desgasté la roca, sino la erosión fluvial y la actividad geológica que produjeron importantes cambios en el paisaje hace aproximadamente dos millones de años.

Captura fluvial

El gran desnivel del río Tremor provocó una erosión remontante, que fue colocando su cabecera en cotas cada vez más elevadas, hasta llegar a capturar los tramos más altos del río Valdesamario. Se calcula que el río Tremor se ha encajado por erosión 400 m, mientras el Valdesamario sólo lo ha hecho 150 m.

En aquellos momentos esta zona alta del río tenia forma de artesa amplia y plana, en nada parecida al paisaje actual, La captura fluvial signified un importante cambio en la dinámica de los ríos, puesto que parte de las aguas que vertían originariamente a la cuenca del Duero ahora lo hacen a la del Sil y por lo tanto a la del Mito.

Reajuste tectónico

Otro acontecimiento geológico que afectó al río Valdesamario fue el reajuste tectónico sucedido hace 1,6 millones de años. El desplazamiento de una falla provocó un cambio en el trazado original del rio Omaña, Los ríos Negro y Valdesamario, que originariamente vertían sus aguas al Luna, acabaron siendo afluentes del Omaña, y los antiguos valles por los que discurrían permanecen hoy como valles fósiles de innegable interés científico.

Fósiles del Carbonífero

Los acontecimientos geológicos anteriormente descritos son relativamente descritos si los comparamos con los tiempos de la formación del carbón en la cordillera Cantábrica. De esta época se han conservado hasta nuestros días, multitud de evidencias fósiles de la flora que poblaba esta zona, A lo largo de la ruta, las escombreras de las minas de carbón ofrecen una posibilidad única para la observación de frondes y troncos de helechos petrificados, equisetos y otras plantas que vivieron aquí hace 300 millones de años!

Uno de los mayores alicientes de la ruta es la pausada observación de las aves que pueblan el valle de Samario.

Numerosos seres emplumados alegran con sus cantos y con sus vistosos plumajes el paseo por el antiguo camino de la collada de Murias de Ponjos.

Algunas aves pasan su vida en las ramas y troncos de los árboles, son verdaderos especialistas forestales. En los árboles pueden encontrar todo lo que necesitan para subsistir: pequeños insectos de los que se alimentan, lugares tranquilos para colocar sus nidos y perchas donde posarse a descansar mientras lanzan las estrofas con las que atraerán a su pareja y pondrán invisible frontera a sus territorios. Las aves forestales han conseguido, gracias a la evolución, evitar la competencia por el alimento. Hay aves el agateador o el picapinos que se han especializado en la búsqueda de insectos en los troncos, y los recorren arriba y abajo incansablemente.

Otras, como el trepador azul, sienten predilección por las ramas más gruesas, aunque también se aventuran, en ocasiones, por los troncos. Y otras como los mitos, herrerillos y carboneros, parecen malabaristas cuando se posan en ramas, tan finas, que apenas soportan su propio peso.

El entorno del rio Valdes pedrizas, producto de antiguas dragas, que hacen las delicias de otras aves como la perdiz roja o el escribano montesino, que busca en el suelo, de forma incansable, semillas con las que alimentarse y algún que otro insecto para sus polluelos,

Los matorrales cerrados y espinosos son el refugio de otras aves como los ruiseñores, o el chochín, al que por estas tierras llaman carriza.

La Garandilla posee uno de los santuarios marianos de más renombre de toda la provincia, el santuario de las Angustias. Su construcción está fechada en el afio 1735, aunque, muy probablemente, el culto a la Virgen se remonte al siglo XII, cuando los primeros peregrinos que se encaminaba a Santiago de Compostela, elegían el valle de Samario como vía para pasar al valle del Tremor y al Bierzo, a través de la collada de Murias de Ponjos.

De esta época es una virgen románica que se conserva, en la actualidad, en el Museo Diocesano de la Catedral de León, y que, con toda probabilidad, fue la imagen venerada originalmente en La Garandilla.

El retablo es barroco y está presidido por una Piedad a la que de septiembre rinden homenaje, en multitudinaria romería, los devotos, ofrecidos y curiosos que, con sus pendones al viento, se acercan a este lugar desde Omaña, La Cepeda y la Ribera del Órbigo.

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