DVD Promocional
Las Miédolas
Cómo llegar
- Desde Carrizo de la Ribera por la carretera que conduce primero a Llamas de la Ribera, y después a Villaviciosa de la Ribera y Las Omañas.
Descripción de la ruta
Nombre de la ruta Las Miédolas
Inicio/Fin Las Omañas
Duración aproximada 1 hora y media
Dificultad Baja
Tipo de ruta Circular
Punto más elevado 1090 m
La ruta comienza en la pequeña localidad de Las Omañas, Desde allí, el visitante debe dirigir sus pasos, primero al puente que cruza el río Omaña y después hacia la pista que sube a la antigua explotación romana. Esta pista comienza en la carretera de Villaviciosa, unos metros antes del cementerio.
El desnivel de la ruta no es fuerte, sin embargo permite apreciar, desde un lugar elevado, el peculiar paisaje generado por la actividad minera que se desarrolló aquí hace casi 2.000 años. El caminante tiene el privilegio de visitar una de las más ingentes
obras de ingeniería minera del imperio romano.
En la primera parte de la ruta, el visitante camina s estériles de la mina: montones enormes de cantos que fueron lavados y amontonados por las personas que trabajaron aquí y sobre los cuales, después del tiempo transcurrido, sólo han conseguido medrar algunos líquenes y unos pocos matorrales.
Se llega después, a la parte alta de la explotación, justo a la zona, donde llegaban los canales que traían el agua, y donde se situaron los embalses que la represaban antes de ser soltada ladera abajo por los peines.
Han perdurado hasta nuestros días, topónimos como “EL Estanque” o “La Presa del Moro” que anuncian lo que la arqueología ha confirmado.
Después de caminar unos 500 metros por la parte alta, la serialización ofrece al caminante la posibilidad de continuar la ruta camino abajo 0 enlazar con otras dos rutas de los cercanos municipios de Valdesamario y Riello, Continuamos nuestra ruta, rumbo a Las Omañas, por el interior de una barranca producto de los derrumbes producidos en los momentos de la explotación aurífera.
Al llegar a la parte baja hay una planta de extracción de áridos que, en la actualidad, aprovecha los conos de sedimentos de la explotación romana para la obtención de arena y grava de diferentes calibres.
Después ya sólo queda volver al pueblo.
Los enlaces
Desde la ruta de Las Miédolas existe un sendero señalizado que ofrece la posibilidad de enlazar con otras dos rutas a través de la cañada real de La Vizana.
Si se tiene planeado utilizar este enlace hay que tener en cuenta la longitud del enlace y la propia de la ruta con la que se enlaza, Por ejemplo la ruta Valle de Valdesamario desde Las Omañas, ida y vuelta, supondría una caminata de mas de 30 Km, y hacer la ruta Ribera del Omaña, supondría mas de 40 Km.
Estos trazados están especialmente recomendados para bicicleta de montaña.
Recomendaciones:
- El camino pasa por las inmediaciones de la planta de extracción de áridos donde suele haber maquinaria pesada trabajando. Extreme las precauciones y respete la propiedad privada.
- El terreno es muy pedregoso, es aconsejable llevar calzado apropiado, y observar cuidadosamente dónde se pisa.
- Se recomienda no beber agua en fuentes que no ofrezcan suficientes garantías sanitarias.
- Por respeto al entorno y a otros posibles visitantes, se recomienda no dar voces ni llevar aparatos con ruidos estridentes.
Cartografía
Vuelo virtual
Galería de imágenes
Contenido temático
La vega del río Omaña, fértil y amplia, rodea a la pequeña localidad de Las Omañas. Aqui la comarca omañesa eminentemente montañosa y ganadera, se pone en contacto con la Ribera del Órbigo, una de las grandes comarcas agrícolas de la llanura leonesa.
Los prados de siega para el ganado dan paso a los cultivos de llanura y a las plantaciones de lúpulo, ese aromatizante cervecero, del que la Ribera del Órbigo es aventajada productora. La arquitectura también muestra esta transición, las casas de piedra dan paso al tapial y al adobe y testimonian, de esta forma, como el ingenio humano ha sabido aprovechar, en el transcurrir de los siglos los recursos que la naturaleza ponía a su disposición.
La sierra hidráulica de Federico, es otro ejemplo de ingenio popular que aún se conserva en el pueblo.
Las Omañas es también un lugar de paso. Los peregrinos que, desde el siglo X se dirigen a Santiago a través de Murias de Ponjos, pasaban inevitablemente por esta localidad. Seguramente fueron ellos los que trajeron a estas tierras la devoción por San Nicolás, un santo muy reverenciado en el centro y norte de Europa, bajo la advocación del cual se encuentra la iglesia parroquial. Es ésta una construcción en piedra, sencilla y bien proporcionada, A sus pies, una espada ya soporta el peso de las campanas, el del nido de la cigüeña y el de los años, que ya van haciendo mella en sus sillares.
Aquí el río Omaña recorre sus últimos metros antes de abocar su cauce al del río Luna, de la unión de las dos aguas nace el rio Órbigo, que los romanos llamaron Urbicus utilizando seguramente su nombre indígena astur de raíces comunes a las actuales vascas ur biko (de dos aguas).
El agua del Omaña es cristalina y oxigenada, ideal para el desarrollo de la trucha, importante eslabón de la cadena trófica y codiciado trofeo de pesca, la trucha pertenece a la cultura de estas tierras desde antiguo, y forma parte del puchero con frecuencia, incluso han llegado a ser famosas las sopas de trucha de la zona, cuya receta, transmitida de generación en generación, se conserva con celo y orgullo en cada casa. Un ingrediente fundamental de este plato es el pimentón, Su historia se encuentra ligada a la de aquellos hombres que lo traían desde Extremadura, mientras trashumaban sus ovejas a los pastos de la montaña leonesa a través de la cañada real de La Vizana, que después de Carrizo se dirige a La Utrera por el alto de Las Miédolas.
Las montañas leonesas se formaron hace unos 300 millones de años, en ese momento el oro pasó a formar parte de la composición de las mismas. La erosión posterior generó sedimentos con partículas de oro que fueron arrastrados, durante millones de años, por los ríos y depositados en las zonas bajas. Toda la llanura leonesa se encuentra rellena con materiales arrastrados por los ríos durante el Terciario, sin embargo no todos estos depósitos son ricos en oro. El oro es uno de los metales más pesados, fueron necesarias avenidas torrenciales de agua para que aquellos grandes ríos terciarios pudieran arrastrar el preciado metal; estas grandes avenidas eran capaces, también, de arrastrar piedras de gran tamaño. Los romanos sabían esto y sondearon con éxito aquellas zonas en las que se habían depositado los cantos rodados más grandes.
Las guerras
Roma conoció pronto el potencial metalúrgico de Hispania y los importantes yacimientos de oro del noroeste. A finales del S. I a. de C., apenas quedaban fuera de su dominio los pueblos indígenas del norte, entre los que cántabros y astures presentaron una tenaz resistencia a la ocupación. La guerra duró diez años, y en ella intervinieron alrededor de 80.000 soldados romanos acaudillados por el emperador Augusto en persona. Un enorme gasto del que, sin duda, esperaban obtener grandes beneficios, y así fue. El oro extraído de las explotaciones auríferas de León sirvió para afianzar el nuevo sistema monetario del imperio romano, que se basó en el oro y la plata desde este momento hasta el siglo III, cuando el metal dorado dejó de ser el patrón y las minas dejaron de explotarse.
La mina
En Las Omañas, los romanos utilizaron un sistema de explotación llamado "en peines", que resulta muy eficaz para la extracción de oro de las capas superficiales del terreno. Los operarios de la explotación pertenecian a la población astur y, como en todas las explotaciones auriferas del noroeste peninsular, la presencia del ejército era continua. Éste fue el motivo de la instalación de la Legio VII Gemina en León, la única legión romana que permaneció en la península después de la pacificación del territorio. Los operarios excavaban unas zanjas por las que discurría el agua y utilizaban la corriente para lavar el conglomerado de tierra y cantos, amontonando estos últimos entre los surcos. El lodo generado era arrastrado por el agua hasta los canales de concentrado, donde la corriente perdía fuerza y las partículas más pesadas, entre ellas las de oro, se depositaban en el fondo. Para poner en funcionamiento estos "peines" era necesario un gran aporte de agua. Los ingenieros romanos solucionaron este problema con la construcción de varios canales que traían el agua por las laderas de los cercanos montes de Murias Ponjos. El abandono de las minas y el secular olvido hicieron que surgiera la siguiente leyenda, que pretende explicar la existencia de los canales en las laderas, olvidando su verdadero origen.
La leyenda
Cuentan en Las Omañas que una vez hubo un rey, quizás en el castillo de San Martín; y también cuentan que tenía una hija de extraordinaria belleza a la que pretendían tres caballeros; y que, al no saber por cual de los tres decidirse, los retó con estas palabras: "Aquel de vosotros que tenga éxito y consiga traer agua para regar las sedientas tierras que mi padre posee en Las Miédolas, se casará conmigo."
Dicho esto, cada uno de los tres se puso a construir un canal.
El bateo, es la forma más sencilla de obtener oro del cauce de los ríos y todavía quedan personas que practican esta actividad en la zona. El manejo de la batea no es fácil, pero con un poco de paciencia es posible obtener buenos resultados.
- Con una pala se recoge material del fondo del río.
- Con la mano se lavan y retiran los cantos de mayor tamaño, siempre dentro de la batea.
- A continuación, se va agitando el contenido de la batea permitiendo que la corriente del agua entre en el interior de la misma y arrastre los materiales más ligeros.
- Al cabo de un rato en el fondo de la batea sólo quedan los materiales más pesados, entre ellos el polvo de oro.