DVD Promocional
Las fuentes del Omaña
Cómo llegar
- Desde Villablino se toma la carretera comarcal C-623 con dirección León, hasta llegar a Rioscuro (2 Km.), allí hay que tomar la Carretera provincial LE- 493 que sube el puerto de la Magdalena y llega a Senra, donde se coge un desvío a la derecha para llegar a Murias de Paredes.
- Desde La Magdalena se toma la carretera provincial LE-493 que pasa por Soto y Amio, Riello y Senra, en este último pueblo se toma un desvío a la izquierda, para llegar a Murias de Paredes.
Descripción de la ruta
Nombre de la ruta Las Fuentes del Omaña
Inicio/Fin Murias de Paredes
Duración aproximada 6 horas
Dificultad Alta
Tipo de ruta Circular
Punto más elevado 1810 m
La ruta parte de Murias de Paredes para dirigirse a Montrondo; atraviesa el pueblo y continúa por el valle, con una ligera pendiente, hasta llegar al abedular, donde un panel explicativo invita a conocer más de cerca estos magníficos bosques y los tesoros naturales que albergan.
Prosigue ascendiendo por la falda del también hasta la cabecera del valle, donde se encuentra la Fuente del Miro Viejo, nacimiento del río Omaña. Al llegar a la finca particular del Mular, el camino discurre paralelo al vallado existente.
Siguiendo la ruta, una serie de colladas, con impresionantes vistas panorámicas, conducen por el valle del Fasgarón hasta el Puerto de la Magdalena donde la ermita, que se confunde con alguna de las cabañas, sorprende por su sobriedad y sencillez. Desde allí, por el antiguo camino del puerto, se regresa fácilmente a Murias..
Recomendaciones:
- Es aconsejable llevar ropa y calzado apropiados.
- En verano y especialmente por las tardes suele entrar la niebla por el norte, por lo que siempre es conveniente llevar ropa de abrigo.
- No se deben llevar perros sueltos ya que pueden causar molestias al ganado.
- Aunque en el recorrido existen algunos manantiales y fuente debe procurarse no beber agua sin las suficientes garantías sanitarias. Es mejor llevar agua.
- Por respeto al entorno y a otros posibles visitantes, evite dar voces o llevar aparatos con ruidos estridentes.
- La recogida de residuos es muy dificultosa en estos valles. Procure llevar su basura de regreso y depositarla en contenedores.
Cartografía
Vuelo virtual
Galería de imágenes
Contenido temático
Un paseo por Montrondo o por Murias permite al caminante descubrir en cada detalle de sus construcciones, el espíritu de la vida tradicional, una vida basada en la ganadería y en una agricultura de subsistencia, que poco a poco se va perdiendo.
Resulta difícil determinar a cuando se remonta el poblamiento de Omaña. Se sabe con certeza de la existencia de un importante ‘0 en Murias de Paredes, atribuible a algún grupo de etnia astur. Son también notables las evidencias de cierta actividad minera romana en la zona. El mismo Murias podría referirse a las “murias”, que para los romanos eran las zonas donde depositaban los materiales extraídos de la mina.
Murias llegó a ser partido judicial. Sus casas solariegas, blasonadas, su cárcel y su hospital hablan de la importancia que llegué a tener en un pasado no tan lejano.
Tanto en Murias como en Montrondo, es posible encontrar algunas maravillas de la arquitectura tradicional, como los puentes medievales, que muy probablemente estén asentados sobre otros antiguos por los que discurrían calzadas romanas.
En el puerto de la Magdalena, la ermita, a pesar de haber caído. En El puerto de la Magdalena, la ermita, a pesar de haber caído en el desuso, conserva todo el encanto y sobriedad de las construcciones religiosas rurales. Destacan su bóveda de cañón, perfectamente conservada y la cubierta exterior de losas, aislada de Ia intemperie con tapines de hierba, En su interior, antaño pintado de rojo y añil, se custodiaba una talla de Maria Magdalena que, en la actualidad, se encuentra en Ia iglesia de Murias.
Cerca del Puerto de la Magdalena, tiene lugar un acontecimiento geológico destacable, la captura de las aguas del río Omaña por el Sil. Este fenómeno se debe a la enorme fuerza erosiva de los tramos altos del Sil, que han de salvar una gran pendiente en poco recorrido, erosionado sus tramos superiores en la montaña hasta alcanzar o “capturar” arroyos que originariamente eran tributarios del Omaña.
Las montañas de esta comarca conforman un conjunto de cordales que separan las cuencas del Sil y del Omafia, con cumbres que en muchos casos superan los 2.000 m de altitud. Resultado del modelado glaciar, los valles de Montrondo o Fasgarén culminan en los circos de los antiguos glaciares que en algún momento cubrieron de forma permanente estas montañas, llegando a alcanzar longitudes de más de 3.000 m. El perfil de estos valles es en artesa, en “U”, con el fondo plano y muy amplio y laderas bastante pendientes. Las cuencas altas de estos valles están tapizadas de pastizales subalpinos que tradicionalmente fueron aprovechados por el ganado local y por los rebaños trashumantes durante el verano.
Leyenda del Pozo Liao
Cuenta una leyenda que, hace muchos años, en la laguna llamada Pozo Liao, vivía una enorme serpiente con siete cabezas. Los vecinos de Montrondo, temerosos de que el reptil destrozara el pueblo entero había acordado darle una doncella, de forma que cada año le tocara a una familia otorgar el presente. Así pasaron innumerables años, hasta que le llegó el turno a la hija de la familia más rica del pueblo. Su padre, para salvarle la vida, compra a su vecino más pobre la menor de sus hijas, y éste no tuvo valor para rechazar Ia oferta.
EI día del sacrificio, cuando la moza caminaba resignada hacia el Pozo Llao, se le apareció una misteriosa anciana que, dándole un rosario, le dijo así: “Honrada y hermosa joven, cuando la serpiente aparezca para devorarte, échale el rosario a la cabeza más grande”,
La joven hizo lo que la anciana le dijo, y el crucifijo se clavó en una de las cabezas matando a la serpiente y deshaciendo el terrible maleficio para siempre.
En Montrondo cuentan que la misteriosa anciana era la Virgen de los Desamparados y que, gracias a ella, las doncellas de este lugar ya no tienen que sufrir tan macabro ritual.
Con su corteza blanquecina y sus hojas de un yerde vivo y brillante, los abedules conforman bosques de gran belleza, que se realza en otoñio, cuando su verdor veraniego se va tornando en amarillos y ocres, y contrasta con el rojo intenso de las arandaneras y los serbales. Los valles del alto Omaña conservan algunos de los mejores abedulares de la Península Ibérica. De ellos, el de Montrondo y el del valle del Fasgarón, se encuentran dentro del recorrido.
En nuestras latitudes el abedul suele comportarse como acompañante dentro de robledales o hayedos, siendo raro que lleguen a formar bosques. Sin embargo, en el entorno de Murias de Paredes, Montrondo y Fasgar concurren las condiciones necesarias para que esto ocurra.
Los abedulares omañenses suelen situarse sobre suelos silíceos, en laderas de umbría o “abesedos”, donde encuentran la humedad que necesitan para su desarrollo. Junto al abedul, es frecuente encontrar otras especies, como el tejo y el serbal o “capudo”, urces (brezos), arandaneras, frambuesos, acebos... Estos bosques cobijan también una interesante fauna entre la que se incluyen especies tan emblemáticas como el urogallo 0 el oso pardo.
Especialmente vistosos, los machos de urogallo despliegan todos atributos cuando cantan en primavera. Durante el resto del año, recorren sigilosos el bosque, siendo a menudo sus huellas, el tinico indicio que delata su presencia. Hace algunos años, podían verse en casi todos los bosques de la montaña leonesa, aunque en la actualidad solo mantienen poblaciones estables en algunas zonas bien conservadas.
El urogallo colonizó la peninsula en la época de las glaciaciones y, al remitir los hielos, quedé acantonado en algunas zonas montañosas. En los bosques de Omaña vive el urogallo cantábrico, especie propia y exclusiva de esta cordillera.
También es posible encontrar en los abedulares al mosquitero musical, un ave de pequeño tamaño que encuentra en estos bosques uno de los pocos habitats adecuados para su reproducción de toda la península Ibérica.
Entre los mamíferos, cabe destacar la presencia ocasional del oso pardo que utiliza estacionalmente estas montañas procedente del Alto Sil en busca de alimento o de pareja.
