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Los Campos del Bernesga

Cómo llegar

  • Desde León por la carretera de Caboalles (C-623) hasta Lorenzana, donde es necesario desviarse a la derecha por la carretera que une Lorenzana con La Robla.
  • Desde León por la carretera de Asturias (N-630) hasta La Robla; desde allí dirigirse hacia Cascantes y Cuadros, punto de inicio de la ruta.

Descripción de la ruta

Nombre de la ruta Los Campos del Bernesga
Inicio/Fin Cuadros
Duración aproximada 2 horas y media
Dificultad Baja
Tipo de ruta Cirular
Punto más elevado 940 m

La ruta, que acompaña al Bernesga en su curso medio, se inicial en Cuadros, donde la vía del tren León-Gijón cruza el pueblo. Dejando atrás el antiguo apeadero y algunos molinos maquileros, la senda continúa entre la vía y el cauce del río, que permanece escondido tras los chopos y paleras que conforman el bien conservado bosque de ribera.

Entre prados encharcados, sotos de chopos y frescas tierras de ribera, donde ahora añejos frutales testimonian el trajín de los pobladores de esta vega, siempre dedicada a la agricultura y la ganaderia, el camino alcanza la carretera de Lorenzana a La Robla. En este punto, el sendero retrocede para salvar la via del tren y tomar la carretera a Valsemana; paralelos a la via del tren, robles, olmos, sauces de diversas especies y matorrales como la zarzamora, acompañan al paseante hasta llegar a La Seca, donde truébanos y casetas de labor, refieren antiguos oficios tradicionales, a los que se sumaba la elaboración de carbón vegetal con la madera de los robles y encinas del monte. La ermita de San Blas y los restos del antiguo hospital de peregrinos dedicado a San Martin reciben al visitante. La ruta continúa por el puente montado con antiguas traviesas del ferrocarril, gracias al esfuerzo de los vecinos. Salvado el Bernesga, el camino prosigue por el trazado del Camino de San Salvador, antigua vía de peregrinación a Oviedo. La senda se abre paso entre el monte de encina y roble que puebla la escarpada ladera, en la margen izquierda del Bernesga, hasta llegar al pueblo de Cabanillas, donde los peregrinos eran atendidos en un albergue-hospital ya desaparecido. El camino de regreso a Cuadros se realiza por el mismo sendero, después de alcanzar de nuevo la carretera de Lorenzana a La Robla a la altura del puente que salva las vías del ferrocarril y del cruce a Valsemana.

Recomendaciones:

  • Es aconsejable llevar ropa y calzado apropiados.
  • Aunque en el recorrido existen algunos manantiales y fuentes, se recomienda no beber agua sin las suficientes garantías sanitarias.Es recomendable llevar agua.
  • Por respeto al entorno y a otros posibles visitantes, evite dar voces o llevar aparatos con ruidos estridentes.
  • La recogida de residuos es muy dificultosa en estos valles. Procure llevar su basura de regreso y depositarla en contenedores.
  • Cuando en la zona haya ganado, no deje suelto a su perro, puede asustar a los rebaños.
  • Conviene protegerse del sol utilizando sombreros o gorras y protectores solares.

Cartografía

Vuelo virtual

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Galería de imágenes

Contenido temático

El río Bernesga, cuyo nombre puede proceder del topónimo indoeuropeo "vern", en su significado de agua, se denominó en algún momento Vernisca, agua con salgueras y mimbres. Como muchos de los ríos que comunican la Cordillera Cantábrica con el Duero, tanto el Bernesga, como su vecino el Torío, han excavado sus orillas de forma desigual consiguiendo que sus valles sean disimétricos. En el caso del Bernesga, su cauce se ciñe a la margen izquierda, limitada por pronunciadas cárcavas donde sólo las robustas encinas junto con algún rebollo se exponen al sol. Al otro lado, por su margen derecha, el Bernesga se continúa en una sucesión de terrazas y llanuras de inundación donde se sitúa en primer lugar el bosque de ribera, pulmón verde del valle. Prados de diente o de siega, praderas encharcadas, sotos naturales, huertos y frutales se prolongan en la vega hasta alcanzar los pueblos.

"Quien va a Santiago y no al Salvador visita al criado y deja al Señor"

Saliendo de León por el puente de San Marcos en dirección a Carbajal de la Legua, el Camino a San Salvador de Oviedo hace su entrada en el municipio de Cuadros a la altura del desaparecido Villalbura y del pueblo de Campo de Santibáñez. De origen incierto, la peregrinación hasta Oviedo tenía por objeto visitar las valiosas reliquias custodiadas en la Cámara Santa de su catedral, para continuar luego a Compostela. Siguiendo la que fuera vía romana entre León y Lugo de Llanera, en Cuadros el camino discurre por la orilla izquierda del Bernesga donde carrascas y rebollos se entremezclan en las escarpadas y soleadas terrazas sobre el río. Los aprovechamientos forestales y ganaderos, así como los nuevos caminantes que recuperan este secular camino, poco a poco cincelan el paisaje actual.

Un paseo tranquilo permite descubrir el lento devenir de las estaciones, la sabiduría en el manejo de la tierra, las labores tradicionales y el esforzado trabajo de las gentes del valle. Seculares actividades que mantienen el encanto de estos parajes en los que no es dificil imaginar el ajetreo estival para recoger el grano, el jaleo en la era, el traqueteo del carro tirado por bueyes camino de cualquiera de los molinos harineros que salpicaban el canal paralelo al río, la recolección de la fruta llegado el otoño, los rebaños de regreso a sus corrales, la preparación del terreno con el arado de reja, la vuelta a casa con la dulce miel elaborada en los truébanos tradicionales, aún hoy visibles, la bajada del monte con el carro cargado de leña... la armonía del trabajo cotidiano.

De norte a sur, tres ejes articulan el municipio: el río Bernesga en su curso medio; la carretera de Lorenzana a La Robla, que sigue en parte el trazado de una antigua calzada romana y el tren León Gijón, que desde el s. XIX serpentea por el valle.

Los pueblos del municipio de Cuadros, algunos ya desaparecidos, funden sus orígenes en la Edad Media, como manifiestan su historia, sus usos y sus costumbres. Pueblos arrimados al Bernesga que han sabido aprovechar cada rincón del territorio: primero los prados y sotos más alejados del cauce y próximos a los poblados; luego las huertas y linares y más allá, los montes para leñas, frutos, pastos del ganado y soleados secanos para cultivo de cereal. El trabajo en común de los vecinos, que aún perdura en veceras y hacenderas, permitía llevar los productos de la huerta, el carbón vegetal o los brezos que alimentaban las fraguas, al mercado que, desde tiempo inmemorial, cada miércoles se celebra en León. Beneficiados con la exención del pago de algún impuesto e integrados en el alfoz de León, sus pobladores estaban obligados a socorrer a la ciudad en caso de guerra, así como a reconstruir y proteger su muralla.

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